sábado, 12 de septiembre de 2015

Solsticio de verano


Aprehender en un instante el vértigo, la entrega

guardar encerrado en el cofre del mañana

el arrebato intrépido que alcanza cúspides

vertido en mí.

 

Tu aliento feroz recorre la inmensa llanura

en aullido legendario que abarca estrellas.


Somos más que el trepidar salvaje

que sacude en escalofrío la piel

    más que el encuentro tórrido entre sábanas de seda

      más que el deseo que estalla vertiginoso en el encuentro

embriagados del olor de nuestros cuerpos.

 

Plenos en la plenitud de un todo

cuerpo y alma, voluntad y cerebro

cobijados en ternuras

desordenamos el tiempo.

 

    


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