y al din don de los
cencerros
iban las vaquillas tristes
hacia el establo
volviendo
La luna, por ser más
luna
salía luna llena en el
cielo
y el agua de los
remansos
gota a gota iba
cayendo
Los grillos cantaban su
canto
como tenores del
sueño,
y el viento medio
dormido
moría entre los
árboles secos
Una cruz triste,
monótona
allá lejos, era señal
de que un día
un vivo dejó de serlo
Oculta entre el verde
de los árboles
escuchaba el din don
de los cencerros
la mano sobre el
corazón, con miedo
que al recordar esa
tarde
ya no estuviera viviendo.
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