domingo, 2 de junio de 2019

No siempre fue el silencio





No siempre fue el silencio lo que habitó esta casa,

ni el olor a musgo corrompiendo las paredes.

Por sus habitaciones escalaban el temblor y la brisa

con apremios de juventud al abordaje.

Todo era mañana en la mirada que asaltaba fronteras

sendas inexploradas en el azul de los mapas.

El mundo era el camino y la ofrenda

la puerta abierta

la escalera que ascendía a los cielos.

 

No siempre fue el silencio lo que habitó esta casa

ni el trepidar de las máquinas rompiendo las aceras.

Por sus estancias acampaban el amor y la locura

ceñidos con brazos de terciopelo.

Acudían desordenadas las sonrisas batiéndose en duelo

y la dicha azuzaba la sombras donde recoger los besos.

El porvenir era el armazón de un todo

puente al infinito

el futuro un derroche de anhelos.

 

No siempre fue esta casa una callada sementera

ni un desfile descarado de las horas.

Por sus espacios deambulan los sonidos dispersos

poseyendo la voluntad del tiempo.

Crecen desenvueltas las palabras

arropadas por las voces de los que se fueron.

El presente es una fruta en sazón

donde germino

donde me expando y crezco.