Se
me ha escapado entrelazado con el espacio inexistente del embozo plegado al
borde de la cama el último verso no escrito.
Desdibujado en la penumbra ha impreso su huella en los surcos de mi frente encadenando palabras susurradas al oído en la noche gigante.
Se ha escapado el poema aun no escrito por la pendiente del alma. Anclado por el frío tiembla perezoso retozando en el cerebro.
El
cuerpo, laxitud total, no responde. Las ideas montadas en brioso corcel
cabalgan desbocadas en las sombras
Nada.
Un leve cascabeleo trepida a través del alba. Humo fundido en la noche.
Nada.
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