Un remanso de paz, arribar a tu orilla
y aquietarme en tus brazos
señora de las nubes y el horizonte,
me embriagan tu olor certero
y tus manos de luna,
perdida en el laberinto multicolor
de las flores terreras
henchido el pecho del aire fresco
que exhala tu aliento.
Anclada en ti,
dirección única de mis pasos
que buscan tu huella sellada en el asfalto.
En el declinar de la tarde
desligada de todo
junto al lago de tu sonrisa
colmada de ti
descanso.
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