Amanece
en la copa de tu vientre
mi
boca, calmada la sed
se
pliega degustando tu saliva.
Noche de aullido y temblor
de
duplicar tus ansias en mi cara
de
desdoblar intrépidos los cuerpos
de vaciar en la cúspide las ganas
de
matar de amor en los encuentros
y
morir de gusto entre tus manos.
Amanece
en la cúspide del mundo
colmados
los ardores de mi vientre
vaciados
tus anhelos en mis ganas.
La
sed, saciada, a golpes de amor.
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