No necesito un zarpazo de realidad
para apreciar lo que tengo
ni que tiemble la tierra a mi alrededor
para valorar el apoyo firme.
No necesito que me sacuda la vida más veces
para enseñarme lecciones que entiendo
desde hace demasiado tiempo.
ni contemplar el dolor ajeno.
No necesito que la vida muestre la peor de sus caras
para en contraste regocijarme con la alegría.
No necesito la guerra para disfrutar de la paz.
No sé qué lección se supone que vamos a aprender
de todos es sabido que a pesar de tantas historias
que nos cuenta la Historia hambre y guerra
destrucción y muerte cabalgan hacia el olvido
sin aportar la enseñanza que deberíamos tener más
que aprendida.
quedan atrás y el hombre, una, y otra y otra y otra
vez
vuelve a tropezar en la misma piedra.
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