Está
tan bonito el mar
que
es un pecado no verlo
asomarme
a la baranda
descubriendo
amaneceres
que
brotan como naranjas
tiñendo
el azul celeste
y despiertan a las nubes
con
brochazos de claveles.
Está
el mar tan bonito
que
es una alegría verlo
desabrochando
el corsé
de
las mañanas del Este
las
aves se desordenan
y bailan su danza eterna
bullen
felices las olas
lamiendo
mansas la playa
y el alma se regocija
entre
bandadas de nácar.
Está
tan bonito el mar
que
es un pecado no verlo
y asomarme a tu mirada
descubriendo
amaneceres
con
tu sonrisa echa mieles
a la que sumo la mía
para
hacernos como niños
que
redescubren la vida
en
este dulce reencuentro
con
tu cara y mi sonrisa.
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