mis entendederas, mis
neuronas.
Años de contactar,
entender, palpar
aprender, digerir,
procesar.
Camino de conocimiento gradual
lascivo, interior,
emotivo, intelectual
terrenal, mundano,
diferente a mí.
Diferente a la esencia
de la cual
yo me componía:
frágil, emotiva,
palpitante, sensual
crisálida transparente,
vulnerable.
Años de discernir,
descomponer
fragmentar, calibrar,
sopesar
lo que esconde un ser
humano
detrás de la fachada que
muestra.
Coraza de autodefensa.
Años de rodaje por
senderos de vida
acumulando experiencias.
Dosificando pareceres,
cuestionando
separando la paja del
trigo
cayendo y levantándome
una y otra vez.
Años de rodaje, como un
coche de estreno
suavizando las marchas
reteniendo velocidades,
observando el paisaje.
Sin ese rodaje, mi
amor, sin ese entreno
no habría sido posible
haber llegado hasta aquí.
A este presente
continuo que desenredamos
cada día, ladrillo a
ladrillo, paso a paso
tropiezo y esperanza
conjugados en el verbo querer.
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