Se despertó tu instinto
de cazador dormido
los orificios amorfos de la nariz avientan el aire
la pupila dilatada el gesto anhelante
por la comisura de la boca escurre procaz la saliva
proyectas los labios bulbosos y escudriñas alerta
el cuerpo en posición de avanzar
la mano tensa presta a deleitarse
en la oquedad del sexo
la lujuria asoma bizqueando tus ojos
y atrapa tus sentidos
más allá de las conveniencias.
Repasas el plan, elevas la lanza
esgrimes sonrisa, sueltas la lengua
y atacas, todo lo demás se borra
sólo estáis, tú y tu presa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario