como
al sueño errante
que
se pierde
en
el recuerdo.
Te
sigo
te
persigo
te
cerco
amor
latente
amor
eterno
amor
fugaz.
Tus
ojos espejo
tus
labios anhelo
tus
manos
tu
cuerpo
tu
rabia y mi rabia.
como
al sueño errante
que
se pierde
en
el recuerdo.
Te
sigo
te
persigo
te
cerco
amor
latente
amor
eterno
amor
fugaz.
Tus
ojos espejo
tus
labios anhelo
tus
manos
tu
cuerpo
tu
rabia y mi rabia.
Hoy la muerte se pasea por las calles
en contraste con el sol calcinante del
estío
se ha instalado a hurtadillas
al desgaire se ha dejado caer
sobre la presa elegida.
Se pavonea orgullosa y en silencio
nos muestra su conquista
el rostro macilento, la mirada perdida
la piel opiácea que espanta la vida.
Dislocada mira con sus cuencas vacías
la figura vacilante, la sombra de la
sonrisa
que inútilmente quiere ganarle terreno
al gesto huido, que hecho un todo
con el olor a Parca, ensombrece la
avenida.
Tristes figuras que saltan desde el
verano florido
al borde del precipicio, huestes
marcadas
por el sello indeleble que señala su
destino.
Hoy la muerte se pasea por las calles.
Yo, la he visto.
![]() |
Me gusta el amor
a cara descubierta
los cuerpos al aire
envuelto en luz
enlazados tú y yo
sin tinieblas
embriagados yo y tú.
El sol jugando
entre tu pelo
y mi sonrisa
piel de terciopelo
caliente.
¡Al aire! ¡Al aire!
Que no se oculte
amor, mi amor
el torbellino loco
el gesto anhelante
de tu boca
que busca mi boca.
Tus manos
que al fin
reposan
dormidas
descuidadas
sobre mi cuerpo.
trago
largo de envites y retos
acometida
suave que borra las huellas
insondable
negrura en noches sin luna
coloso
gigante
amante
inconstante que olvida caricias
y
embiste feroz sin piedad ni memoria
voraz
enemigo
cruel
y traicionero
siembras
espanto y dolor.
Dulce
canción que acuna los sueños
sonrisa
que brilla con el bamboleo
meciendo
en las olas tu grato recuerdo
imán
poderoso de brazos atentos
leal
compañero
delirio
y deleite que aprieta con furia
y
acaricia luego con manos de niño
fecundo
aliado
noble
y compasivo
engendras
placer y pasión.
La
mar
Destino
Principio
y fin.
Barrio.
Cementerio poblado de espacios vacíos.
Errantes los recuerdos, huyen en loca danza
espantados de sí mismos
y la razón no basta para darles alcance.
Ahueca su mundo de mentiras
en el níveo blanquiazul de la mañana
y el tiempo no basta para ahuyentar fantasmas.
Asoma el viento su nariz de plata
y arrebata con su loca danza la absoluta certidumbre
del hecho consumado que borbotea gélido en el corazón.