Son tumbas las casas
desiertas donde un día habitasteis.
Barrio.
Cementerio poblado de espacios vacíos.
Errantes los recuerdos, huyen en loca danza
espantados de sí mismos
y la razón no basta para darles alcance.
Ahueca su mundo de mentiras
en el níveo blanquiazul de la mañana
y el tiempo no basta para ahuyentar fantasmas.
Asoma el viento su nariz de plata
y arrebata con su loca danza la absoluta certidumbre
del hecho consumado que borbotea gélido en el corazón.
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