Se
me ha puesto seria el alma entre orvallo y brumas de silencio que ruedan loma
abajo manchadas por el verde del camino.
Es de atardecida cuando rola el viento de poniente estrellándose en las nubes que aplastan los sueños.
Se arrastran, mortecinos, los gritos de las niñas abandonadas a su suerte y una campana monótona llora su desconsuelo, hora tras hora, gota a gota, acompañando el duelo.
La rabia se suma al dolor y el dolor a la impotencia. Tristeza, todo es tristeza.
A las dos niñas asesinadas
Maica este escrito me ha llegado hasta lo más profundo del ser, mejor expresado imposible....
ResponderEliminarMaica este escrito me ha llegado hasta lo más profundo del ser, mejor expresado imposible....
ResponderEliminarGracias Dalila!! Ojalá la repulsa sea absoluta hacia monstruos semejantes.
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