Aprehender en un instante el vértigo, la entrega
guardar encerrado en el cofre del mañana
el arrebato intrépido que alcanza cúspides
vertido en mí.
Tu aliento feroz recorre la inmensa llanura
en aullido legendario que abarca estrellas.
Somos más que el trepidar salvaje
que sacude en escalofrío la piel
más que el encuentro tórrido entre sábanas de seda
más que el deseo que estalla vertiginoso en el encuentro
embriagados del olor de nuestros cuerpos.
Plenos en la plenitud de un todo
cuerpo y alma, voluntad y cerebro
cobijados en ternuras
desordenamos el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario