Estallan llenas de vida las paredes
con el néctar más dulce
de los besos
agua y azúcar destilada
en miel
se abandona en vértigo
a la lengua.
Acaso los que aquí un
día se amaron
a través de los muros nos contemplan
y extendidos en el roce de los dedos
acarician a través de nuestra esencia.
Cobijados en el cuerpo
arrebatado
ciñen sin pudor y sin vergüenza
hurgan buscando entre las ropas
prestos a sellar la contienda.
Abrasados en las llamas del ayer
reflejan la pasión en los espejos
cuerpos de jazmín y nácar
en la quietud de la espera.
Paredes de muchas horas
pasillos de mucho tiempo
se
engalanan cuando pasa
el amor a contratiempo.
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