lunes, 21 de noviembre de 2022

Servidores y servidumbres

 


Un torbellino de palabras gira en mi cabeza

sin pretender deslucir lo que la noche engendra

son voces que me susurran en la oreja:

¡Pero qué tontos son los hombres!

¡Pierden el norte cuando tienen una hembra cerca!

¿Será cosa del instinto, de hormonas, de vanidad?

 

Se vuelven tan fáciles de manejar...

Cualquier hembra con una sonrisa boba, unas buenas tetas

un culo redondito, o unas buenas caderas

encumbradas sobre un buen par de piernas

les deja indefensos, manipulables como tontas marionetas.

Armas de mujer las llaman.

 

¡Qué tonto puede llegar a ser un hombre!

Aunque su coeficiente roce los ciento cincuenta

detente puestos de responsabilidad, ocupe cargos

administre empresas, controle países

o venda fruta en el mercado.

 

Todos, casi sin excepción, sufren de la misma ceguera

esclavos de sus instintos caen en la trampa

servidores sin remisión 

de su entrepierna.


 


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