Las ciudades en verano huelen a obra
a sombra recalentada
a peste de alcantarilla
a sudor añejo
a humores de pasión
a fritanga
a desgana
a rellano de escalera
a voces desalentadas
a títeres de madera
a cerveza fría
a noches sin estrellas
a sabanas desordenadas
a rastros de perros
a neumático caliente
a alcohol
a humo de cigarros
a vidas dislocadas
a calor.
Muy cierto, pero lo cierto palidece bajo la forma en que lo dices.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Muchas gracias Humberto, me gusta descubrir que lo que escribo trasciende más allá de la punta de mi boli y del arco de mi frente.
ResponderEliminarUn abrazo
Maica