Qué juego entre sombras viene a la memoria que centellea fugaz en el gesto goloso de la lengua perdida en el tiempo donde escurría su deseo en la maraña desarbolada del cuerpo rendido a su avance letal.
Qué miríadas de acometidas salvajes cabalgan en el ademán inconcluso que inadvertidamente muta la ingravidez del rostro donde vuelcan los años su esclusa de errores y hastío en la observación despierta del instante que no le pertenece.
Qué