ajenos al mundo
nuestros cuerpos enredados
pecho contra pecho
latiendo acompasados
bloques de granito y
agua
lazos de acero y espuma
Abrázame con tanto anhelo
que traspase el borde
del abismo
y salte ingrávida a tu
lado
sintiendo el pulso en
tus latidos
vibrando sin pudor
entre tus manos
Hierro y arcilla
nuestros cuerpos
enredaderas de agua
nuestros brazos
nido y bastión el
hombro acogedor
que arrulla la cabeza
trastocada
acunando en suave roce
la cara junto a la
cara.