reposa tu cabeza fatigada
espanta tinieblas.
Mi fuerza es tu fuerza
mi seguridad tu empuje
mi corazón tu vela
mi luz tu antorcha
mi pasión tu bandera.
Descarga tu peso en mi espalda
ahuyenta fantasmas
descansa tranquila.
Mi alma te vela.
reposa tu cabeza fatigada
espanta tinieblas.
Mi fuerza es tu fuerza
mi seguridad tu empuje
mi corazón tu vela
mi luz tu antorcha
mi pasión tu bandera.
Descarga tu peso en mi espalda
ahuyenta fantasmas
descansa tranquila.
Mi alma te vela.
persigo tu huella en la almohada,
escurre mi sombra
en la curva de tu espalda
anudo mi alma
y aprieto los labios
para no decir tu nombre al silencio
en la noche oscura
los muertos acechan velando
el tiempo ausente del olvido,
discurren las horas en cangilones
de aguas negras.
Es mi elección, no la tuya
bajo la máscara gris del infortunio
desoigo los pasos que arrastran cadenas,
la letanía de los tristes
desemboca en el callejón del silencio.
No es tu culpa ni la mía la elección
echa a ciegas
ni el desorden que se asusta en sí mismo
aullando por las pasiones errantes
muertas en vida.
el
cuchillo corta tan fácil…
se
desliza sin esfuerzo. ¡Zis! ¡Zas!
y
en un segundo
se
hunde hasta el fondo.
Un
cuchillo
un
simple cuchillo de punta afilada
madera
y metal
puede
arrebatar la vida
adentrándose
en la carne. ¡Zis! ¡Zas!
es
un deber dejar que la sangre bulla
y
lata trastocada.
Es
un deber transmitir al aire la sonrisa
y
palpar el horizonte con las manos
extender
la vista al infinito
y
reír sin motivo y a deshora
dejar
que la alegría inunde nuestra casa
palpitando
en múltiples carcajadas
recogerla
en nuestras manos y lanzarla
desde
el delantal suave del cuerpo
como
una lluvia cuajada de flores
expandida a todas las almas.
aguanta… espera
hasta que pasito a paso
minuto a minuto
me vaya acercando a ti
así seremos iguales
y estaremos en el mismo punto.
Hasta que te alcance, no crezcas,
que desde allí y a la par
continuamos juntos el camino…
De
dónde
surge
la
zarpa
feroz
que
aparta
fronteras.
De
dónde
el
océano
que
separa
tierras.
De
dónde
nace
la
indiferencia
insana
torpe
ciega
Dedicado a Vicente Muñoz Álvarez
estilizador de versos...
Nada se repite, para bien o para mal
el tiempo desciende su cuchilla imparable
cortando los segundos que se van para siempre
en loca huida hacia el
ayer.
Borrosa sucesión de
hechos
girando en el carrusel
de la memoria
transitan
inmisericordes las neuronas
tejiendo su red de
rabia y de lamento
tardío, ineficaz,
inoportuno.
infinitas figuras que caminan
aleluya de muchas almas aisladas, juntas
grito que estremece el alma.
Muchos, o tres, o dos, o uno,
somos almas solitarias
unidas a través de la distancia.
Qué juego entre sombras viene a la memoria que centellea fugaz en el gesto goloso de la lengua perdida en el tiempo donde escurría su deseo en la maraña desarbolada del cuerpo rendido a su avance letal.
Qué miríadas de acometidas salvajes cabalgan en el ademán inconcluso que inadvertidamente muta la ingravidez del rostro donde vuelcan los años su esclusa de errores y hastío en la observación despierta del instante que no le pertenece.
Qué
para que me busques
para que sientas la sed de la ausencia
y repiquen las campanas al vuelo
y te ausentes y me ausente de nosotros
como en un juego de luz y de sombras
de amor y consuelo.
Te voy a dejar de querer un rato
y a la vuelta de la esquina
cuando anhelante me busques
¡te voy a querer de nuevo!
como
al sueño errante
que
se pierde
en
el recuerdo.
Te
sigo
te
persigo
te
cerco
amor
latente
amor
eterno
amor
fugaz.
Tus
ojos espejo
tus
labios anhelo
tus
manos
tu
cuerpo
tu
rabia y mi rabia.
Hoy la muerte se pasea por las calles
en contraste con el sol calcinante del
estío
se ha instalado a hurtadillas
al desgaire se ha dejado caer
sobre la presa elegida.
Se pavonea orgullosa y en silencio
nos muestra su conquista
el rostro macilento, la mirada perdida
la piel opiácea que espanta la vida.
Dislocada mira con sus cuencas vacías
la figura vacilante, la sombra de la
sonrisa
que inútilmente quiere ganarle terreno
al gesto huido, que hecho un todo
con el olor a Parca, ensombrece la
avenida.
Tristes figuras que saltan desde el
verano florido
al borde del precipicio, huestes
marcadas
por el sello indeleble que señala su
destino.
Hoy la muerte se pasea por las calles.
Yo, la he visto.
![]() |
Me gusta el amor
a cara descubierta
los cuerpos al aire
envuelto en luz
enlazados tú y yo
sin tinieblas
embriagados yo y tú.
El sol jugando
entre tu pelo
y mi sonrisa
piel de terciopelo
caliente.
¡Al aire! ¡Al aire!
Que no se oculte
amor, mi amor
el torbellino loco
el gesto anhelante
de tu boca
que busca mi boca.
Tus manos
que al fin
reposan
dormidas
descuidadas
sobre mi cuerpo.
trago
largo de envites y retos
acometida
suave que borra las huellas
insondable
negrura en noches sin luna
coloso
gigante
amante
inconstante que olvida caricias
y
embiste feroz sin piedad ni memoria
voraz
enemigo
cruel
y traicionero
siembras
espanto y dolor.
Dulce
canción que acuna los sueños
sonrisa
que brilla con el bamboleo
meciendo
en las olas tu grato recuerdo
imán
poderoso de brazos atentos
leal
compañero
delirio
y deleite que aprieta con furia
y
acaricia luego con manos de niño
fecundo
aliado
noble
y compasivo
engendras
placer y pasión.
La
mar
Destino
Principio
y fin.
Barrio.
Cementerio poblado de espacios vacíos.
Errantes los recuerdos, huyen en loca danza
espantados de sí mismos
y la razón no basta para darles alcance.
Ahueca su mundo de mentiras
en el níveo blanquiazul de la mañana
y el tiempo no basta para ahuyentar fantasmas.
Asoma el viento su nariz de plata
y arrebata con su loca danza la absoluta certidumbre
del hecho consumado que borbotea gélido en el corazón.